23/5/09

Sin mirar atrás

De la red




anoche soñé que de la lluvia me resguardaba
bajo un árbol tronchado.
me tendiste una manta cerca del fuego y
con tus manos me destrenzaste el pelo.
¿Cuánto pasó? Sólo el tiempo lo sabe...
Me marché sin mirar atrás,hacía el árbol tronchado,
si lo hubiera hecho,
habría visto mi corazón de una rama colgado

19/5/09

un poema en mis manos


EL POEMA DE AMOR QUE NUNCA ESCRIBIRÁS

Debería nombrar (debería intentarlo)
el afán hasta hoy por ti dilapidado
en perseguir amor, que quizá fuera tanto
como el afán de huir, fatigado hasta el asco,
de todas las trastiendas, repletas de fracasos,
que los cuerpos arrastran, y en que nos arrastramos.

Debería acoger, dar lugar a unos labios
que nombraran sin fe, sólo de cuándo en cuándo
-por momentos, sinceros; por momentos, falsarios-
diálogos de alcoba que pareciesen tangos
(eso acaban por ser, o algo más triste acaso,
siempre que en la distancia solemos evocarlos):

De esta vida tan sucia, de sus trabajos vanos,
me consuela, mi amor, el fingir, fabulando,
otra eterna contigo, cogidos de la mano.
Y habría de alojar dictámenes sagrados,
con los que, ya bebidos, tanto nos excitamos:
De entre todas las perras que en la noche he tratado,

la más perra eres tú. Debería, malsano,
contener esas citas de los domingos vastos,
insulsas y festivas, amasadas de hartazgo,
en que la vida toda se obstina en maltratarnos,
con su aire de ramera experta en el contagio
del odio hacia la vida, del tedio y del cansancio.

No podrían faltar los cuerpos del verano,
cuando la adolescencia ardía por el tacto,
en especial aquél de todo lo vedado.
Ni habría de omitir el vicio solitario,
por el amor perdido en inventar los rasgos
del amor, que, entretanto, no dormía a tu lado.


Y en él habitarían con todo su sarcasmo
-al fin y al cabo son tristes muertos de antaño,
fragmentos de tu vida que salvas del naufragio-
las cartas sin respuesta; yesos aniversarios,
tiernamente ridículos después de celebrados,
que dejan en el alma aroma a mal teatro.

Y los reproches mutuos, merecidos y agrios,
dirigidos al centro del dolor, como un dardo
con toda la miseria que acarrean los años.
El placer del acoso, cuando el amor intacto,
y cuando la ignorancia, ese bálsamo arcano,
no señalaba límites al indudable ocaso.

El maldito poema tanto tiempo aplazado,
y que no escribirás, porque el tema es ingrato,
querría redimirte de todos tus letargos.
Una voz que te daña diría murmurando:
Del amor, amor mío, te quiero siempre esclavo,
para que tus palabras no tengan que inventarlo.

Quien a ese poema de amor dilapidado
incauto se atreviera, sin calcular el daño,
amaría el amor, probablemente tanto
como el afán de huir, fatigado hasta el asco,
de todas las trastiendas, repletas de fracasos,
que los cuerpos arrastran, y en que nos arrastramos.

De "El último de la fiesta"


CARLOS MARZAL

17/5/09

En búsqueda de ese lugar va el pájaro, en busca de ese lugar voy yo, y tu... y el.

De la red


¿A qué árbol se dirige
el pájaro cuando cruza
una flecha el aire y cambia,
fiel a la cita, su ruta?
Al árbol de su país,
allá solo, en la penumbra
de una región donde antes
de ser pájaro fue música.




Poema de Orlando González Esteva

8/5/09

Al alba




Presentía ya el alba
y, libre alcé la voz.
Dejé mi grito en el
azar del viento,
y el viento te la llevo.