Ese tiempo que me recluyo al silencio de la montaña,me permite escuchar mi voz claramente, he de reconocer que a veces me disgusta el tono que emplea y que duele todo aquello que reprocha de manera incisiva;; pero estos encuentros de verdes senderos pedregosos de difícil subida, de esfuerzo ,de sudor ,de dar más cuando crees que has llegado al límite de tus escasas fuerzas, reportan el premio de la cima en calma, el paisaje a pocos mostrado, ese calma que reporta la autocrítica que llega tras mi caminata.
Retomo el oxígeno necesario para la nueva andadura, y prometo corregir aquello que hice mal en el camino, me duele pensar que a veces ya sin vuelta atrás en la senda, pero así son los caminos que a veces tomamos. Llena de vida, de serenidad, ,la serenidad que otorga el conocer y asumir errores, pero también ver que a veces no es el error, sino la distancia que provoca las distintas búsquedas y caminos paralelos, sin ser mejor uno que otro , sino distintos, con distintas metas, con distintos paisajes, con distintos ojos, caminos que es mejor seguir y andar cada uno el suyo por eso de no herir . Hay en cada persona , aunque se le aprecie, un camino, un fín, y ese fin que todos llevamos marcado,piensas que es bueno hacer el camino paralelo , pero cuando llegas a la cumbre ves con calridad que lo único que haces, intentando estar en camino errado, es dañar y estropear un bonito campo de margaritas , deshacer el olor a rosas y ser la nube gris en el horizonte que entorpece , aún sin querer , el más lindo día de primavera. Es ahí cuando , has de dar la vuelta , y volver al valle, dejar que las cumbres se muestren esplendorosas, que no noten tu presencia, desaparecer por el camino pedregoso, dejando las margaritas que broten en el cesped lucir en todo su esplendor, que la hierba verde domine entre las rocas como sabia nueva,. No tenemos , ni debemos pretenderlo , ensombrecer las cumbres, y los bonitos paisajes . me quedaré en este valle que me he instalado, observando la cumbres esplendoras, más esplendorosas sin las nubes que la ocultaban.
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El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciendonos mofas y sacandonos la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo segun lo que es justo y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavia no somos un caso perdido. "
El hombre duplicado –Saramago
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